Todo esto supone un coste para el planeta, un coste para el sistema productivo y los presupuestos públicos pero, sobre todo, un coste para el desarrollo y para las personas, que es inmenso en el Sahel, y en países como Bangladesh o en islas como San Martin o Puerto Rico, pero grave también en Europa, Australia o California. Un coste muy alto, que sigue creciendo y que no es fácil reducir. Pero ¡sí se puede evitar que siga aumentando!. [...] >> Lire la tribune en ligne [en espagnol] [...]
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